Quemador de incienso de bambú chino
Porta Incienso Moderno - Chino - Quemadores de Incienso de Bambú
Porta Incienso Hecho a Mano:
Nuestros porta inciensos tienen un diseño moderno, aunque están directamente inspirados en los objetos artísticos tradicionales chinos. Son piezas hechas a mano con materiales naturales. Cada uno de los porta inciensos que ofrecemos es una creación original, nacida de la inspiración e imaginación de un artista chino. Para sus creaciones, se esforzó por aportar un toque de modernidad a un objeto que forma parte de la cultura tradicional de China.
Nuestros porta inciensos tienen una doble función. De hecho, su diseño y estética los convierten en objetos perfectos para la decoración interior del hogar. Además, permiten beneficiarse de las ventajas del incienso, que aporta serenidad y calma. El aroma del incienso tiene el poder de calmar a las personas presentes en la misma habitación y favorece la concentración. El artista chino que creó nuestros porta inciensos imaginó un juego de humo que ayuda a relajarse siguiendo su camino.
Los quemadores de incienso de bambú son mucho más que un simple accesorio para difundir agradables aromas en tu hogar. Encarnan elegancia, refinamiento y artesanía de alta calidad. Utilizados durante siglos para rituales espirituales y para crear una atmósfera relajante, estos quemadores de incienso se han convertido en imprescindibles para quienes buscan combinar belleza y funcionalidad.
Historia del Incienso en China:
El incienso se ha utilizado desde la antigüedad en China, así como en Europa, África, América, India y el resto de Asia. En esa época, y durante milenios, el incienso se utilizaba principalmente para ritos religiosos y espirituales. Las grandes religiones antiguas utilizaban una gran cantidad de incienso, por lo que su comercio se convirtió rápidamente en una actividad muy lucrativa. En esa época, India y los países del sur de la península arábiga eran las mayores zonas de producción del mundo. Se crearon numerosas “rutas del incienso” para servir a Europa y al resto de Asia, principalmente por tierra.
La composición del incienso variaba de un continente a otro, pero la resina más utilizada se produce a partir de árboles del género Boswellia de la familia Burseraceae. Este árbol es originario de Omán, pero también se cultiva en India, Yemen y Somalia. Es el árbol macho el que produce la resina destinada a fabricar incienso, pero debe tener al menos 10 años para obtener una resina de buena calidad. Para recolectar la resina, se incide la corteza de este árbol quitando una tira larga y estrecha. Luego, se raspa esta área para recolectar las concreciones de resina que caen en un recipiente. Al contacto con el aire, la resina se endurece y se cosecha dos o tres semanas después.
Durante la antigüedad, en China, el incienso se consideraba más precioso que el oro. Era un material prestigioso, al igual que el jade. En Egipto, la etimología de la palabra incienso se refiere a lo divino, al igual que en Grecia o entre los romanos. El incienso también es ampliamente utilizado por los cristianos, ya que es parte de los regalos que los magos llevaron a Cristo. El humo de la combustión del incienso simboliza en esta religión las oraciones que suben al cielo y a Dios. Durante las ceremonias cristianas, se quema incienso en incensarios que se balancean para difundir su fragancia en todo el edificio religioso.
El incienso estaba muy presente en los ritos de las religiones paganas, y fue rápidamente adoptado por las grandes religiones monoteístas para sus propios ritos. Además, la composición del incienso se menciona en la Biblia, ya que Dios supuestamente le dio la “receta” del incienso a Moisés. Los chamanes asiáticos y americanos descubrieron rápidamente que el incienso traía paz interior y serenidad, los fundamentos del bienestar según ellos. También hacían inhalar incienso a los enfermos para tratar ciertas enfermedades. Para este propósito, colocaban la resina en carbón ardiente o en una piedra calentada hasta la incandescencia.